¿Sufres depresión?

¿Crees que puedes estar sufriendo depresión? ¿Te sientes vacío/a, triste o sin esperanza? ¿Has perdido el interés en tus actividades? ¿Quieres saber si tienes depresión?

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Ilustración de @cristiangroza.artworks

En muchas ocasiones se utiliza el término “depresión” para definir casi cualquier comportamiento que nos hacer estar tristes. En la sociedad se tiende a llamar depresión a cualquier sufrimiento negativo, provocando que se pueda confundir el concepto, así como sus criterios.

Con este artículo pretendemos aclarar algunos conceptos, así como ayudarte a tener más claro si puedes estar sufriendo un trastorno psicológico o no. Lejos de hacer tu propio diagnóstico, se trata más bien de que puedas conocer los signos y síntomas característicos de la depresión, una patología que requiere de una atención terapéutica para su tratamiento. Con esto, esperamos contribuir a que tomes la mejor decisión respecto a si necesitas la atención de un profesional de la psicología y/o psiquiatría.

Es probable que en alguna ocasión te hayas podido sentir identificado con los criterios que aparecen a continuación. No obstante, no debes alarmarte y, en caso de duda, consulta siempre con un profesional.

¿Qué es realmente tener depresión?

La depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por un sentimiento de tristeza persistente, apatía, somatizaciones, angustia y una pérdida de interés en las actividades de la vida cotidiana.

La depresión mayor es el trastorno mental más prevalente a nivel mundial (junto con los trastornos vinculados a la ansiedad).

La depresión se entiende como un trastorno en el que al menos durante dos semanas y de manera continuada la persona ha experimentado una serie de síntomas entre los que destacan la presencia de un estado de ánimo triste y la anhedonia.

La anhedonia consiste en una pérdida de capacidad para sentir placer en cosas que antes eran satisfactorias. Es un concepto muy utilizado tanto en psicología como psiquiatría y no representa en sí un trastorno mental, sino que más bien se trata de un síntoma. Es la expresión de una patología que produce ese efecto, entre las cuáles destacan los trastornos depresivos.

Según la OMS la depresión es una de las enfermedades que causa mayor discapacidad a nivel mundial. Las consecuencias de esta patología son muy amplias y se ven afectadas tres esferas de la persona: emocional, cognitiva y conductual.

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?

  • Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día.
  • Pérdida de la vitalidad y la alegría.
  • Sensaciones de angustia, ansiedad y malestar corporal.
  • Disminución significativa del interés o de la capacidad por sentir placer en todas o casi todas las actividades.
  • Pérdida importante de peso sin hacer dieta o aumento de peso.
  • Pérdida o aumento significativo del hambre en todo el día.
  • Alteraciones del sueño.
  • Agitación o enlentecimiento psicomotor casi cada día.
  • Fatiga o pérdida de energía.
  • Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivas o inapropiadas.
  • Disminución de la capacidad de pensar, mantener la concentración o tomar decisiones.
  • Pensamientos e ideas recurrentes sobre la muerte o el suicidio.

Hay que tener en cuenta que para poder hablar de depresión se han de cumplir los criterios diagnósticos que así se establecen en el DSM-V, principal manual diagnóstico de trastornos mentales.

No realices un autodiagnóstico ni te automediques, puede ser muy peligroso y perjudicial para tu salud.

Es importante considerar que estos síntomas puedan deberse al consumo de alguna sustancia o medicamento, así como a la aparición de otra alteración médica. En ocasiones puede deberse a haber vivido una pérdida o duelo que se pueden sentir algunos de los síntomas anteriores.

Si estás experimentando algunos de los síntomas descritos anteriormente y está influyendo en tu vida a nivel familiar, laboral, social o de pareja, es muy recomendable que busques la atención de un profesional.

¿Qué tipos de trastornos depresivos hay?

El rasgo común de todos los trastornos depresivos es la presencia de un ánimo triste, vacío o irritable, acompañado de cambios somáticos y cognitivos que afectan significativamente a la capacidad de funcionamiento de la persona.

Lo que los diferencia es la duración, la presentación temporal o la causa u origen de la patología. Dentro de los trastornos depresivos que establece el DSM-V encontramos:

  • Trastorno de depresión mayor
  • Trastorno depresivo persistente (distimia)
  • Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo
  • Trastorno disfórico premenstrual
  • Trastorno depresivo inducido por una sustancia/medicamento
  • Trastorno depresivo debido a otra afección médica
  • Trastorno depresivo específico
  • Trastorno depresivo no especificado

¿En qué consiste su tratamiento?

La terapia para la depresión tiene como objetivo restablecer el estado de ánimo de la persona. En concreto, la psicoterapia ayuda al paciente a tener pensamientos y conductas más saludables y a recuperar el control y la satisfacción con su vida.

Para superar el trastorno, la terapia psicológica permite reaprender o realizar cambios en positivo en la manera de vivir para conseguir retomar la alegría y un óptimo estado vital. El psicólogo ayuda al paciente a identificar y comprender los problemas que le afectan y a buscar las soluciones más adecuadas en base a sus valores. Se marcan objetivos realistas con el fin de lograr el bienestar mental, físico y emocional.

Las sesiones que realizamos para el trastorno depresivo suelen ser de tipo individual, aunque también puede ser conveniente complementar con terapia familiar o de pareja, dependiendo de las personas afectadas por el trastorno. De esta manera, quienes rodean al paciente también aprenden cómo darle apoyo.

En ocasiones puede ser necesario el uso de fármacos para que la efectividad de la terapia aumente. El paciente necesita recobrar su equilibrio neurofisiológico y, aunque a veces se produce de manera orgánica con la terapia, en otras se necesita el seguimiento de un tratamiento farmacológico con la supervisión médica correspondiente.

La intervención por parte de profesionales sanitarios puede ser realmente imprescindible para poder superar esta difícil situación. Por sí sola la persona puede no ser capaz de adquirir una visión más positiva de la vida, identificar pensamientos distorsionados y eliminar sentimientos negativos como la falta de esperanza.

Eso no quiere decir que nunca más se vuelva a estar mal, ni mucho menos. De hecho, haber padecido un episodio depresivo aumenta el riesgo de padecer otro en el futuro. No obstante, este trabajo terapéutico permite adquirir habilidades y estrategias que sí pueden sernos de ayuda durante toda la vida. También existe evidencia de que la intervención psicológica continua previene la aparición de nuevos episodios depresivos.

Busquemos soluciones juntos

Si nosotros no somos la mejor opción terapéutica para tu caso, te ayudaremos a ponerte en contacto con los profesionales o centros especializados más idóneos para ti.

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