
Los celos son un problema muy frecuente en la pareja, motivo de numerosas discusiones, conductas para comprobar que los miedos a la infidelidad son fundados, pensamientos negativos y catastrofistas que no dejan de crear malestar a la persona…
Muchas veces, al explorar la situación, uno se da cuenta de que la persona desconoce los motivos que tiene la otra persona para estar con ella. No sabe qué aporta a la otra persona, porqué debería ser respetada, cuidada y valorada. Entonces muchas veces decae en apariencia el valor de la persona.
En Perú, veo que muchos hombres consiguen neutralizar a su pareja, limitando sus planes a lo que ellos consideran correcto, seguro de infidelidades y beneficioso para él a poder ser. Digo hombres porque son la mayoría, pero, no olvidemos, que en cuestión de autoestima los dos géneros son completamente capaces de destrozar la confianza, estima y concepto de uno mismo.
Estas situaciones hacen que me pregunte por qué y cómo toleran las personas que sufren este acoso psicológico la falta total de privacidad y de libertad para decidir con quién hablar o ver. O las llamadas constantes para saber dónde, con quién y qué está haciendo la persona.

Antes de iniciar una relación de amor, es muy positivo si las dos personas ya se conocen ellas mismas, tienen seguridad y confianza en sí mismas, en definitiva, tienen buena autoestima. Cuando no es así, se favorece que luego en la relación surjan más problemas, sea más difícil manejarlos y resolverlos de manera óptima.
Y es que, si la persona conoce el porque la otra la ha elegido entre todas, qué es lo que la hace tan especial, y realmente lo cree, no habrá tantas dudas de separación o infidelidad. En cambio, si los motivos son presupuestos y, en su mayoría, superficiales (belleza, riqueza, simpatía), siempre se comparará y encontrara personas que tienen más de ese atributo y están cerca.
Primero tienes que quererte a ti mismo. Parece un tópico, pero es evidente que lo que sentimos y pensamos lo transmitimos. ¿Si tú mism@ no te valoras o te consideras inútil, cómo no va a pensar lo mismo los que te rodean? Si piensas que no vales, todo trato vale.
En segundo lugar, podrás llegar a mantener relaciones verdaderas, potenciadas por las fortalezas que ya conocéis y preparad@s por las debilidades que sabéis que tenéis.
Nadie dijo que fuera fácil. Empieza a recordarte todas las cosas buenas que tienes, todas las cosas que has hecho y el potencial que tienes. Lo malo ya te lo recuerdas demasiado.

Después del amor propio, estamos preparados para recibir sanamente el amor. Como referencia, en 1986 el psicólogo Robert Sternberg hablaba de su teoría triangular del amor. Este modelo se constituía por tres aspectos: intimididad, pasión y compromiso. Hacia ya referencia a la importancia de conocer realmente a la persona que escogemos para formar este proyecto en común.
También Sternberg reconocía la importancia del deseo o atracción sexual que nos despierta la otra persona. Decía «el amor es en un 90% deseo sexual aún no satisfecho». Sin olvidar el compromiso necesario para poder adaptarse y ser flexible con la otra persona en múltiples ocasiones.
Las palabras de este psicólogo me recuerdan ya a otro más actual, al psicólogo cínicio y sexólogo, Antoni Bolinches. Su teoría de las 4 patas de la mesa explica que para saber construir una relación, es muy importante:
– Caracteres de personalidad suficientemente compatibles
-Escala de valores sintónicos
-Buen acoplamiento sexual
-Proyecto de vida convergente
Eso significa que ya conociendo nuestros gustos y personalidad, el desafío está en crear con la otra persona un proyecto en el que se puedan superar las diferencias y los altibajos con comunicación, compromiso y madurez.