¿Recuerdas la última vez que te viste completamente absortx practicando una actividad? Cuando van pasando horas y horas sin darse cuenta. Cuando la concentración es tal que no aparece ese pensamiento de «tengo sed y hambre» o «estoy cansadx». Este momento de entrega total en el momento presente es el que el psicólogo M.Csikszentmihalyi denominó fluir, allá por la década de los 60.

Años atrás, Maslow hablaba de «experiencia cumbre» para referirse a los momentos transitorios en los que la persona se siente llena, más consciente de si misma e integrada en el mundo. Más tarde profundizó en las características místicas, las sensaciones y percepciones profundas del momento, pero eso ya es para otra ocasión.
Y por qué explico todo esto? Porque queda claro que los momentos a los que se refieren estos autores se acercan a lo que está costando encontrar a muchas personas, la motivación intrínseca junto al concepto que tenemos de felicidad.
Alarma que en el interior de tantas personas principalmente haya ansiedad, preocupación e incluso anhedonia. Pueden eclipsar por completo la ilusión y entusiasmo, comprensible claro está, pero no por ello motivo de resignación.
M.Csikszentmihalyi al estudiar el proceso creativo que seguían unos artistas visuales observó que en ciertas ocasiones mostraban una increible constancia y concentración. Por su duración parecían desafiar al hambre y al cansancio.
Lo más curioso era que, cuando finalmente paraban, los artistas tampoco se mostraban especialmente satisfechos ni interesados con el resultado. Era como si fuera el mismo acto de pintar el aliciente para estar absorto en la actividad.
De aquí surgió el concepto de flujo. Más tarde el psicólogo indicaría cuáles eran para él las dos condiciones clave para que fuera más probable fluir:
- Una es que la actividad fuerce el nivel de habilidad de la persona, que represente un desafío dentro de los límites de lo alcanzable.
- La segunda clave es que haya una retroalimentación contínua, es decir, que la actividad evolucione e incentive la necesidad de adaptarse al avance.
Sólo entonces, según el psicólogo de nombre Mihaly y de apellido imposible de deletrear, la persona puede experimentar un estado subjetivo de absoluta concentración y fusión con la acción.
En la actualidad, estos principios de flujo siguen siendo muy utilizados. Por lo que hace al psicólogo húngaro, sus aportaciones han servido como fundamento para el desarrollo de la Psicología Positiva.
En dicha corriente psicológica, Martin Seligman es otro de sus principales exponentes. Describió cómo los seres vivos podían desarrollar indefensión aprendida, un concepto que me parece idóneo recordar para el momento actual.
En ciertas situaciones en las que la persona o animal tiene que afrontar una situación negativa de la que no puede escapar, su respuesta puede ser «aprender» a mantenerse indefensa.
Aún incluso cuando las condiciones cambian y ya se puede dar respuesta de huida. Esto puede que os recuerde cómo a veces nos estancamos en nuestra zona de confort y terminamos normalizando lo tóxico.
Enfocarse en las fortalezas humanas es de gran ayuda en estos momentos así como también puede dar algunas claves para adaptarse a este mundo, escaso de recursos y alta competencia.
de Robert Cotonat Gracia