Los retos de la nueva realidad

¿Si quedo para tomar una cerveza o un café puedo estar poniendo en peligro a mi familia? ¿Conseguiré encontrar trabajo? ¿Seguir pagando el alquiler? Qué podré hacer en verano? ¿Y mis hijos? Estas preguntas, como muchas otras, pueden estar pasando por tu cabeza estos días.

Los cambios radicales en nuestra rutina han provocado mucha incertidumbre y desconcierto por el futuro. En algunas personas se ha manifestado en forma de ansiedad, de dolores físicos, miedo, rabia, impotencia, desmotivación, frustración… En la actualidad encontramos muchos factores que se escapan de nuestro control y podemos sentir que la situación nos sobrepasa. Fisiológicamente, el cuerpo no responde de forma muy diferente a la de muchos gobiernos, se pone en estado de alarma.

Párate a pensar hasta qué punto ha cambiado tu preocupación por el contagio, tanto de ti como de tus seres queridos. Puede ser peligroso tanto un exceso como un déficit. Igual que los pensamientos acerca de si lo estás haciendo correctamente, siguiendo las pautas sanitarias. Pueden aparecer sentimientos de culpa y frustración al ver que, tras haber conseguido seguir todas las indicaciones y mantener una higiene rigurosa, se te acerca alguien sin mascarilla a menos de metro y medio.

Y es que las consecuencias psicológicas del confinamiento ya han resultado significativas, tal y como pone de manifiesto el estudio realizado por la UB, UNED y UPV entre otras. Este constata que el 78% de las personas se han visto abrumadas por la incertidumbre. Los cambios de humor han sido percebidos por un 45% de las personas, un 47% ha experimentado irritabilidad y enfado y un 43% ha constatado haber tenido pensamientos depresivos y desesperanza.

1realitzados por la UPV/EHU, junto con la UB, Murcia, Granada, UNED y U.Miguel Hernández)

Con el desconfinamiento sufriremos cambios similares, tanto nuestro cuerpo como nuestra mente buscan la rutina y cambiarla, aunque mantengas una actitud positiva, provoca inestabilidad.

Saber gestionar la nueva realidad

La nueva realidad ha cambiado en muchos aspectos, aunque a veces parezca que no. Gestionar el malestar psicológico cuando aparece en lugar de evadirlo facilitará que no sufran los platos rotos las personas que te rodean.

El Mindfulness es una herramienta muy útil, hace que nos demos cuenta de hasta qué punto la angustia de pensar en el futuro o en el pasado nos aleja de la posibilidad de disfrutar el presente. Alejarnos del presente nos hace perder poco a poco el bienestar, no disfrutamos de lo que hacemos porque vamos con el piloto automático. Y no pienses que me voy muy lejos, me refiero a por ejemplo al gusto de tomar de forma consiente tu café o gozar de las sensaciones agradables que ofrece una ducha.

El momento actual, como muchos otros, tiene parte de oscuridad y parte de luz. El pase de fases también ofrece muchas posibilidades y de ti depende aprovecharlas. La ilusión de los reencuentros, aunque aún sin besos ni abrazos, pueden ser de gran ayuda para volver a sentir el contacto directo con las personas que quieres. El entusiasmo por recuperar parte de lo que conocemos como «vida normal», de volver a practicar algunos de nuestros hobbies. La esperanza ante la reapertura de los negocios y la reactivación de las ofertas de trabajo.

Ya hemos experimentado que no todo es alegría y euforia por el acercamiento a la «normalidad», habrá días de todo. Esforzarnos por reprimir cualquier momento malo puede ser muy agotador y contraproducente. En cambio, ver los altibajos anímicos como parte de la vida puede ser de ayuda, ya que entender el motivo y la función que cumplen nos acerca a la aceptación del sufrimiento, que no significa resignación.

En este sentido, la auto-exigencia en la que nos tratamos puede pasar factura. Nuestros objetivos y deseos personales tienen que ser ambiciosos y esperanzadores si, pero también realistas y no idealizados. No podemos esperar estar al máximo rendimiento, tanto físico como mental. En este momento de cambio y de reincorporación es recomendable que no nos pongamos tensión de más. Trátate con amabilidad, considerando por lo que estás pasando y aceptando que no eres perfecto/a ni tampoco lo es la situación.

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