El experimento de las interrupciones

Un camarero recuerda mejor los clientes que aún no han pagado que los que ya lo han hecho. Eso le dice Kurt Lewis a su alumno Bluma Zeigarnik en la universidad de Berlín. A partir de ahí, el estudiante de doctorado se pone a pensar y diseña un estudio para determinar si hay prioridades en la memoria. Se pregunta si en el momento de recordar las cosas es más fácil recordar lo inacabado.

En su estudio, los participantes tenían que realizar rompecabezas y demás tareas sencillas. Justo en la mitad, se interrumpía a algunos de ellos. En esos casos se recordaba mejor la tarea que en que ya se había finalizado. Eso hizo llegar a Zeigarnik a la conclusión de que se había guardado mejor el recuerdo por tener aún que terminar el ejercicio. 

¿Qué sacamos de este curioso experimento inspirado en un bar? Que a veces tomarnos un descanso de lo que estamos haciendo puede proporcionar luego una mayor capacidad de recuerdo. Además de los conocidos beneficios para la mente que aporta haber hecho una pausa.

Es importante puntualizar el hecho de si la persona considera la tarea como inacabada o no. Si no tiene intención de terminarlo, probablemente no lo almacenará como recuerdo de una acción inacabada.

Eso no significa que si molestas a tu amig@ mientras está estudiando va a quedarle mejor almacenado en el recuerdo lo que está haciendo. Tampoco significa que tienes que hacer descansos continuamente, que nos conocemos… Sólo el curioso dato de que lo inacabado tiene más posibilidades de venirte al recuerdo que lo finalizado, y que…

¡Tomarse un descanso es BUENO!

Que parece mentira que se tenga que recordar.

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